Existe un lugar muy peculiar en este mundo al cual pocos nos atrevemos a visitar, no por el costo, no por la dificultad, sino por el hecho muy particular de que en realidad solo algunos saben de su existencia, incluso sin querer se encuentran en este lugar, que se podría considerar como un sitio lúgubre y solitario o también un lugar de paz y de sinceridad, lo que si bien es cierto es que al final la apreciación de este sitio no dependerá de las recomendaciones de otros, sino de las cosas que de él logres obtener.
Solemos saber mucho de grandes ciudades, su historia y sus riquezas, pero de este lugar hoy les quiero contar, dado que muy probablemente me creas loco al describírtelo, te pido vayas conmigo recreando en el pensamiento cada elemento del que te voy a narrar. Se dice que este majestuoso lugar reúne lo mejor del pasado, presente y futuro de nuestra humanidad, que sus paredes son transparentes cual agua que brota en las montañas, se puede ver con claridad cada cosa y a su vez cada pared cuenta una historia nueva con cada nuevo visitante, su piso posee un acabado rústico que a simple vista desluce la fachada pero al empezar a recorrerlo se convierte en una experiencia que nos envuelve al punto de sentir que flotamos, luego si te fijas a detalle en su techo verás como un verde follaje refresca y deja que la brisa corra a lo largo de este lugar haciéndote respirar tan profundo que tus pulmones se llenan de vida.
Es envolvente solo leer la descripción de este lugar, cuya única peculiaridad es el hecho de que podemos llegar acompañados, pero el recorrido lo hacemos solos, algo que parece muy injusto dado que esa paz y armonía quisiera compartirse, pero es ahí en donde vuelvo a mis primeras líneas en donde te comenté que la grandeza de este lugar a veces se descubre por un error y no por que queramos ir allí.
En el anonimato de los valientes la paz no es el premio o la meta a alcanzar, sino que se convierte en el arma para recorrer el camino, ya que ante la pared de la transparencia nuestra humanidad puede sentirse expuesta y vulnerable pues con esa transparencia recordamos lo pequeños que podemos ser en un mundo que no deja de andar, sino que avanza a pesar del cansancio cada día, para darle una nueva oportunidad a nuestras vidas. Es en este lugar donde nos damos cuenta que por más áspero o rústico que sea el camino que nos toque recorrer, siempre cada uno de los retos nos irá demostrando cuan libre podremos ser y sobre todo cuan capaces somos de sobreponernos ante los prejuicios que creamos; es en este lugar donde el verde recuerda que la vida viene de aquello tan simple y bello como lo es la naturaleza, que mirar al cielo no debe causar temor sino que mirar al cielo debe ser un signo de que aún hay esperanza y que cada respiro es una oportunidad para ser mejor.
Aquí en este lugar nos damos cuenta de que cada triunfo y cada caída son solo momentos en la vida que forjan el alma hacia la felicidad, felicidad que se construye dejando los primeros lugares a aquellos que necesitan del aplauso a veces falso, dejando a un lado la corriente vacía por la corriente que nos llena y satisface. El anonimato de los valientes se hizo especialmente para que cuando sientas que toda causa o sueño está perdido, te adentres en él, lo recorras y veas hasta donde eres capaz de llegar si te propones no rendirte.
Algunos pocos logran recorrer este lugar y querer volver voluntariamente, ya que cuando aceptamos y comenzamos a disfrutar el tiempo aquí cada vez más disminuye la oportunidad de sobresalir por los títulos que otros te ponen, y comienzas a buscar el título más valioso que se nos puede dar: Ser Humano; que pareciera que no tiene mayor valor, pero en estos días es el título más valioso ya que habla de la capacidad de poder sentirnos conectados con otros, habla de tener sentido común y empatía con aquellos que recorren el mundo sin esperanza ni alegrías, el ser humano es aquel que se da cuenta que siendo parte del todo, está en la capacidad de amar, respirar y sonreír para cambiar el panorama cuando la esperanza pareciera desfallecer.
El anonimato de los valientes requiere gallardía para no darnos por vencido sin pelear antes, para entender quizás demoremos tiempo recorriendo cada pasillo de este lugar y que al final la respuesta no siempre viene con la claridad que esperamos y que muchas veces se presentará ante nosotros esa dulce tentación del querer ser reconocido y gloriado por cada paso que damos, que quizás si sea merecida pero que mucha veces viene adornada de falsedad y susurros que poco se pueden sacudir de la vida.
Dedico cada letra y mi inspiración a aquellos que buscando huir de lo superfluo han encontrado este tesoro, y que hoy recorren los pasillos de la vida dejando paredes sólidas por grandes recuerdos e historias, pero convirtiéndose en los héroes anónimos que vagan por la vida, dejando destellos de luz a su paso pues están convencidos que un lucernario es más hermoso que una lámpara que alumbra en soledad.
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