Antes de iniciar esto, debo hacerte una pregunta: ¿te han amado? La respuesta podría ser Sí, tus padres, tus amigos, tu novio o novia, en fin, es seguro que alguien en algún momento te ha amado; tal vez no notaste su calidez, pero: ¿tú has amado? Lo digo porque muchas veces creemos que nos merecemos ser amados y está bien, pero, ¿qué méritos has hecho para que yo te ame? No has hecho nada, por ende ni mi amistad te mereces, pero el amor es inmerecido, porque primero viene de nosotros, si en ti no existe un amor propio, entonces serás la típica pareja que suplica atención, que cree que no es nada si esa otra persona no está a su lado, esa persona está tan vacía que cualquier migaja es confundida con amor, y es común escuchar a parejas que sienten que no son nada sin la otra persona, pues lamentablemente debo decir que si piensas así, ya no eres nada, con o sin tu pareja, pues tu felicidad no puede estar condicionada a una persona.
Ahora amas porque ante todo es tu decisión, lo cual afirma que el amor viene de ti y después este puede impregnar a los demás, pero no esperes amor de alguien que está vacío, pues te gastaras intentando llenar algo que te es imposible.
Sabes y todos sabemos que Dios es amor, pero, ¿qué méritos has hecho para que Dios te ame? La respuesta podría ser que ninguno, no te alcanzarían las buenas obras como para que Dios diga «Ahora sí se merece mi amor». Entonces ¿por qué Dios nos ama? Pues porque se le dio la gana de amar, y así tal cual, si te amo es porque yo quiero y te puedo amar aún cuando ya no estés aquí, aún cuando no seas lo que el mundo dice «cuando no seas mío», y es curioso, ¿en qué momento nos volvimos objeto o pertenencia de alguien? Pues soy libre, tú lo eres, tal vez no lo sabes, pero si te amo, entonces me importa tu libertad, no porque ella está determinada a mí, no es así. El amor no puede condicionar la libertad, si amas, respetas y procuras asegurar esa libertad, no te metes y pones excusas a la libertad de tu pareja.
Cuando escucho a las parejas que se prometen amor entero, me doy cuenta de los extras tan innecesarios que le hemos puesto al amor, pues la palabra sola debe dar a entender lo que es el amor, pero le añadimos cosas, como; amor incondicional, amor libre, en fin, el amor es sólo eso y lamentablemente creemos que para amar hay que poseer y añadir. Añadimos palabras al amor, poseemos a alguien que no es nuestra o nuestro, pero nos molesta cuando esa persona u otra se mete en tu relación, en tu jaula de seguridad, así que al suceder eso, temes, y temes porque estas vacío, y temes más cuando esa persona se va, porque en ti no hay más que inseguridad y esa persona solo estaba ahí para cumplir una necesidad, y si te pasa es porque buscas en otros lo que tú te debes dar primero.
Finalmente, amar es respetar la libertad de la otra persona, amar es una acción que nace en ti y sale hacia los demás, sin importar como sean, en que crean o como vivan, porque si de otro modo, estás condicionando tu amor y eso ya no es amor, siendo ese el gran problema de muchos creyentes, aman al prójimo sin amarse primero a ellos, luego juzgan al prójimo, pero no les gusta ser juzgados.
Dios no condiciona su amor, lo reparte en partes iguales, pero en algunos como una flor, ésta no germina, al contrario, se enferma y causa ese vacío, pero que no se llenará hasta que aceptes tus demonios, la basura que escondes bajo la almohada, pero que es asquerosa para ti, pero que la pareja debe aceptar porque “así eres” y pues no, acepta que no eres perfecto y decide amar de verdad. Soy Jm Tulier, hasta la próxima.
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