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¿Víctima del sistema?

By 1 de octubre de 2019agosto 1st, 2020No Comments

Un escrito para conocer un poco la realidad del adolescente en deserción escolar de nuestra ciudad, historias que escuchamos, pero al no ser parte directa de ellas no prestamos atención… ¿Y qué se puede hacer en un caso así?

Todos decían que: -Nací y crecí en unos de los barrios más pobres y olvidados de mi país-

Entre casas a medio construir o de zinc, basura en las esquinas, violencia, pobreza y temor… Pero yo siempre me sentí fuerte, dominante y capaz de tomar “mis propias decisiones”, mi mamá, como muchas otras mujeres de mi comunidad me tuvo a los 16 años, intentó tener una relación con mi padre, pero fue imposible, mi padre venía de una familia una poco más acomodada que la de mi madre, mis abuelos no nos podían sostener a las dos, así que mi mamá tomó la decisión de dejarme con mi papá.

A mí me encantó la idea, por fin dejaría de tener una persona irritante a mi lado, midiéndome cada paso y tomando decisiones por mí, mi carácter y el de mi mamá chocan demasiado. Y así fue, me mudé con mi papá y me encontraba súper bien, mi papá trabajaba todo el día, así que no hablábamos mucho y a mi al contrario de disgustarme, me fascinaba… ¡Yo soy su niña así que él me da todo lo que quiero y necesito!

Yo iba a la escuela en las mañanas y al salir de clases me cambiaba detrás de la parada y me iba a pasear con mi novio o nos íbamos a su casa, los días que él no trabajaba, no asistía a clases para poder pasar más tiempo con él, cada momento valía la pena, él hacía que me olvidara de todo… pasó mucho tiempo antes que mis padres se dieran cuenta de mis acciones, en la escuela les fueron con el chisme, no entiendo a la trabajadora social, ella no tiene que meterse en mi vida, ¡yo era consiente de lo que estaba haciendo y el por qué!

Me incomodaba muchísimo como se había vuelto la relación con mi mamá, sin embargo, en casa con mi padre el seguía creyéndome “todo es mentira papá, solo buscan hacerme quedar mal”.

¡Pero todo cambio un día!

Mi novio no tuvo turno en la noche,y mi papá estaba dormido, así que me salí de la casa, durante un par de semanas todo siguió como si nada, lo que yo no sabía era que mi papá me estaba vigilando y un día al regresar de madrugada él me estaba esperando, intenté explicarle, pero al mirar al sillón, noté que todas mis cosas estaban acomodadas, mi papá había tomado la decisión de sacarme de la casa, me sorprendí, me enojé, ¿cómo es posible que él me haga eso a mi? Yo no he hecho nada malo, solo busco divertirme, vivir mi juventud… pero me dio igual, al momento llegó mi mama y tomamos un taxi a su casa, regresé al barrio, a un departamento de esos del gobierno, de 2 habitaciones, 1 baño y 6 personas más aparte de mí, regresé a ser vigilada, tenía muchísimos años de no vivir con mi mamá, y volverme a ver en esa situación me disgustó, yo no quería estar ahí, así que un buen día luego de una discusión con mi mamá me fui.

Llegué a casa de mi novio, mi suegra me recibió, en su cara se notaba la incomodidad, pero a mí no me importó, al llegar de su trabajo mi novio me ayudó a acomodar mis cosas, pasaron algunos meses y yo había dejado de ir a la escuela por atender a mi novio y hacerme cargo de mis cosas. En la escuela llamaron a mis padres para saber que ocurría conmigo, mi madre les dijo que estaba en casa de mi suegra, la trabajadora social llamó a casa de mi suegra a preguntar por mí, fue ese el primer momento en el que comencé a ver las cosas de otra manera…

Mi suegra comenzó a llorar, -yo solo escuchaba – ella decía que no sabía qué hacer conmigo, a duras penas tenían para alimentación de ellos y yo había llegado a ser una carga, pero su hijo me quería en casa y ella y su esposo no podía hacer mucho porque su hijo era quien llevaba el sustento. Me llené de ira, ¿quién era ella para decir eso? Mi novio trabajaba para mantenerme…

Días después mi madre, mi suegra, mi padre y yo tuvimos reunión con la trabajadora social para decidir mi futuro, una vez más mi madre dijo que no tenía como mantenerme, ella ahora estaba embarazada, mi padre en su casa ya no me quería y mi suegra, una señora sumisa no dijo mas que “bueno, nos acomodaremos”, una vez mas yo gané, o por lo menos yo lo veía así…

Se habló de mi vida sexual, era obvio que mantenía relaciones sexuales con mi novio, pero… “ginecólogo”… ¿eso qué es? ¿Pastillas anticonceptivas? Mi novio en ocasiones usa condón, pensé, eso no es importante, ¿o sí?… ¿que debo ir al psicólogo?, no hay plata para eso, en el centro de salud jamás tendré una cita con eso… todo esto lo escuchaba, pero varios términos no los entendía.

La trabajadora social insistía, si este es el caso, quien este con ella debe hacerse cargo de que se tome las pastillas.

Mi suegra en su bolso guardaba las pastillas que en el centro de salud le daban cada mes para mí, pero yo no me tomaba eso, no entendía para qué.

Mi madre dijo, -Licen, y ya pa’ qué, si ella ya está esperando –

¿Estoy esperando? ¿Qué estoy esperando?

Recordé, hace un tiempo vine a clases y me sentí muy mal, tuvieron que llevarme de urgencias al médico, llamaron a mi mamá para que me fuera a buscar al hospital, cuando ella llegó me hicieron exámenes. ¿Qué eran esos exámenes?

Al llegar a casa me enojé, mi mamá me estaba gritando, -¿Acaso quieres quedar como yo?- -sin nada vas a quedar-

Pero en casa de mi novio él estaba feliz – qué bien – – qué gran noticia-

De pronto la trabajadora social exclamó muy enojada – Si ya sabía, ¿por qué no la llevó de inmediato con el ginecólogo? explicando la situación, se le pudo realizar un aborto terapéutico –

-Aborto terapéutico- – Aborto – resonó en mi cabeza esa palabra, yo sí sabia que era eso y grite – claro que no –

Mi suegra dijo – Licen, que pena, pero en la casa no podemos con esto, nosotros vivimos en una casita que nos hizo el gobierno, ella no hace nada por ayudar y ahora en su estado, ¿qué vamos a comer, quien se hará cargo?

La trabajadora social seguía diciendo que alguien debió hacer algo, mi mamá seguía diciendo que ella no podía, mi papá no quería y mi suegra seguía llorando.

Qué irritante me sentía, yo abrazaba mi vientre… y escuché decir a mi mamá – Licen, ella ni cuerpo tiene pa’ eso, que va a ser de ella, qué desgracia- un balde de agua fría calló sobre mí y pensé…

Tengo 14 años y no he pasado el primer año de secundaria, mi novio tiene 17, trabaja de vez en cuando en lo que le salga, no terminó la escuela, no había plata para eso.

~ ¿Qué va a ser de mí? ~

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