Básicamente puedo decir que estoy abatida. Me han cuestionado, me he cuestionado y en pocas horas de diferencia también me han motivado. Puedo resumir este segundo día de curso con Bartimeo con las siguientes palabras: reconocimiento, don, egipcios. Reconocimiento, porque en pleno evangelio de Lucas se presenta un juego de reconocimientos y no reconocimientos de Jesús y hacia Jesús. Lo vemos de seguido con el centurión y el siervo que al final reconoce como hijo y allí también reconoce Jesús en ese ateo la fe; en la viuda de Naím donde el pueblo alaba a Jesús y en la mujer encorvada. Don, porque simplemente eso somos. Y aunque suene estúpido, creo que casi nunca agradecemos a Dios por el espacio físico que ocupamos en el mundo. Es algo sencillo y hasta notorio, pero nos avergonzamos más que ser agradecidos. Egipcios, porque Yaveh saca al pueblo de Egipto con el afán de que ellos no se conviertan en egipcios, en esas personas que hoy se ven en parroquias y grupos como opresores, críticos y sordos al grito de sufrimiento de los que solo buscan consuelo y una palabra de aliento en lugar de un castigo predispuesto. Son palabras tan simples como la siguiente pregunta: ¿cuál es la Buena Nueva? Y en medio de un discurso trillado y que suena bonito con palabras sin sentido, sientes la bofetada de que quizás tu forma de anunciar el evangelio a los demás son un montón de oraciones sin fundamento, donde ni tú mismo comprendes a fondo lo que dices defender. Y para terminar, me han retado a expresar por qué estoy agradecida en torno a mí. Solo pensando en mí… cosa de la cual poco pienso, sí, pocas veces doy gracias a Dios por mí… Ha sido un día de aturdidas pero con reflexiones clarísimas de por medio. Gracias día 2…