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«No seas un rey encerrado – Día 3 en Mdellín»

By 13 de febrero de 2020agosto 1st, 2020No Comments

Hey… ¡escuchaaaaaa! Fíjate que a estas alturas del partido estoy harta. Pero no me malinterpreten, no estoy harta del curso, sino de todo lo que mi mente tiene que procesar… cuantos cambios, cuantas ideas rebeldes que debo controlar en mi ansiedad que ya forma parte de mí para no volverme loca mientras vuelvo a casa y trato de trabajar un cambio. Siempre he escuchado que Jesús es el centro de la evangelización, pero hoy me dijeron que también lo son los demás, porque en medio de tantas palabras bonitas de la buena nueva, si no comprendemos para quién va el mensaje… solo es eso… palabras bonitas. Y también influye como lo decimos. La gente está cansada de lo mismo: un testimomio, 2 citas bíblicas y una conclusión sin tanta emoción, a veces hasta con un toque de egocentrismo. Pero Jesús, que cree en mí como portadora de su palabra, me dice que por más que sepa de «X» método o forma de evangelizar… hay que explorar otros. Cambio. Cambio. Cambio… Y mientras exploramos otras formas o métodos, toca darnos cuenta que seguimos en lo mismo porque no salimos. Somos ese rey o reina encerrado en un castillo llamado templo donde sólo importar el bienestar de la realeza y quizás de los súbditos. Pero no nos importa salir de esas paredes a conocer al panadero, al que limpia, a la madre soltera, al niño de la calle, a la joven moribunda o al anciano que mira de lejos el reino. Y si ni siquiera salimos de las 4 paredes…es obvio pensar que mucho menos vamos a orar por ellos. Sí, porque incluirlos en nuestras oraciones sería ilógico si no vemos, ni sentimos ni nos interesa vivir la cultura del encuentro con la realidad del mundo. Entonces hoy toda esta vivencia loca de estar en un curso intenso de evangelizadores me dice eso: Mariee SALLLLLLLLLLLL, PERO SAL YA!

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